
El proyecto de Carteles Curiosos surgió en 2021 a partir del deseo de dos amigas de recopilar carteles de la vía pública descubiertos en sus recorridos por la ciudad de Buenos Aires. Una de Bahía Blanca y otra de Bariloche, Malena y Ángeles descubrieron que compartían una fascinación por las estéticas alocadas y llamativas de los carteles porteños. Como alumnas de diseño, y con el ojo de quien no creció en ese lugar, ellas no solo encontraron en la cartelería urbana el sentido del humor de los locales, sino también el sentido estético y el zeitgeist de una Buenos Aires un poco anterior a la de ellas. El archivo blando de (@cartelescuriososbuenosaires), se alojó en Instagram y buscó retratar Buenos Aires a partir de la cartelería y su impronta, justo antes de que los cafés de especialidad y las tendencias minimalistas borren el eclecticismo del letrero porteño. Un archivo blando, como dice Claudia Kozak, consciente de su esencia incompleta, terreno listo para la siembra.


El archivo original se fue armando con fotos propias y de amigues y usuaries que ofrecían las suyas, que contagiados por la curiosidad levantaron sus miradas y sus cámaras. Fueron muchos los momentos en los que surgía la pregunta, ¿qué distingue a un cartel corriente de uno que nos sorprende? ¿Qué hace que un cartel se considere curioso? Un cartel es la presentación de un establecimiento ante el mundo. En muchos de los casos, a través de éste se puede adivinar a una persona que tuvo una idea y se puso a armarlo con las herramientas que tenía. Juegos de palabras, imágenes ilustrativas y diseño gráfico altamente experimental conforman imágenes tan extravagantes que nos obligan a frenar, echar un segundo vistazo, decir “buenísimo” en voz baja mientras reímos por la nariz, y sacar una foto.
¿Nos provoca risa? ¿Desde qué lugar nos reímos? ¿Qué dice de nosotros esa risa?

Aunque el proyecto de Carteles Curiosos en Instagram se conformaba de fotos espontáneas, el armado del libro que ahora usted lee requirió de aventurarse por segunda vez a las calles de Buenos Aires con una Canon A-1 heredada y un banquito en mano para fotografiar los carteles bajo un único criterio. En este proceso emergieron las tendencias y técnicas que los distintos barrios utilizan para atraer al vecino dentro de su tienda. Tristemente, en lugar de algunos de aquellos carteles que una vez habían sido retratados se encontraron comercios cerrados, locales en alquiler, carteles pintados, borrados, corregidos, arrancados, o reemplazados; muchos comercios no sobreviven la recesión económica. Así, este libro funciona como una cápsula del tiempo que conserva pedacitos de una ciudad y sus barrios en constante derrumbe y reformulación.

Azul Pantalla es una editorial gestionada por dos amigas que busca trasladar distintos formatos pertenecientes al mundo digital para llevarlos al papel. Trabaja en conjunto con otros diseñadores y artistas locales para materializar proyectos que hasta ahora se guardaban en una computadora.